Descripción
En la década de los 50, España era una máquina de exportar mano de obra. En un país sumido en el subdesarrollo y asfixiado por una economía autárquica, no había otra. Una realidad a la que, los creadores de historietas, no habrían de ser ajenos.
En esos mismos años, en el Reino Unido, la industria del cómic vivía una expansión en títulos y tiradas, absolutamente excepcional, de tal forma que hubo de echar mano de artistas italianos, españoles (es el caso que nos ocupa) y, finalmente, argentinos.
Profusamente ilustrado, este libro intenta reivindicar el ingente trabajo realizado por decenas de dibujantes que hubieron de dejar el anonimato autoral su esfuerzo y dedicación.