Descripción
Todas las guerras parecen, siempre, la misma guerra, esa en la que los cuatro Jinetes del Apocalipsis, siempre movidos por oscuros intereses, siembran indiscriminadamente muerte, hambre y dolor, arrasando todo a su paso. Sus víctimas son, siempre, las mismas víctimas; personas inocentes abandonadas a su suerte y atrapadas en medio de la barbarie y el horror. Entre estas víctimas, los niños son especialmente vulnerables.
Treinta años después de la guerra de los Balcanes, esos niños nos empiezan a contar, y no recuerdan grandes batallas ni momentos históricos, como relatan los libros, sino que rememoran sus días y noches, durante tres largos años, con fríos inviernos y calurosos veranos, con el hambre, la enfermedad y la muerte cabalgando a sus anchas por los caminos. Recuerdan el miedo y recuerdan también juegos y risas, recuerdan su presente, porque todos los niños viven siempre, con inocencia, en el presente que, en cada momento, les toca vivir.